Quien echa la mirada atrás y ve lo que se planteaban los empresarios y los directivos empresariales hace 20 años, y compara con lo que se plantean en estos momentos, nota un cambio trascendental. No podemos generalizar, pero se perciben muchas novedades en casi todos los foros empresariales y proliferan emprendedores y organizaciones de apoyo al emprendimiento (lanzaderas, business angels, etc…)
Una de las novedades radica en la estructura financiera de las empresas. El capital riesgo (en sus diversas fases: semilla, crecimiento…) es moneda común, porque ahora se acepta el capital ajeno con carácter de permanencia. El emprendedor ha perdido el miedo al socio de capital. Antes el empresario rara vez se planteaba crear empresas con socios que viniesen de fuera de su entorno personal. Ahora ya se acepta. Y eso lleva a una segunda derivada, cada vez se va a ir aceptando más que las empresas crezcan con capital ajeno. El MAB, aun muy poco desarrollado, ya es una opción. El salto cualitativo a “salir al mercado”, es un cambio de filosofía, es pasar de “mi empresa” a “la empresa que he creado”. Ésta gana personalidad propia y fortaleza, a riesgo de independizarse a la larga de su creador (lo que sin duda le reportaría interesantes plusvalías).
En la sección de consultoría de Finest Portfolio Ideas hemos decidido impulsar el servicio a las empresas precisamente en estos ámbitos en los que necesitan ir de la mano de un asesor de confianza e independiente, para lo que hemos diseñado 4 paquetes de consultoría específicos: Vehículos de Inversión, Emisiones de Deuda, Salida a Mercado y Reestructuración de Deuda.
Pero el cambio financiero en las empresas conlleva otro paso con mayor calado. Cuando una empresa decide salir a mercado se enfrenta a un examen de primer orden. Es el examen que hará el Asesor Registrado del MAB o el Nomad en el AIM londinense; necesario para lograr la confianza de los inversores. Ello requiere que la empresa empiece a pensar en sí misma en términos de transparencia y solidez. Y lleva a adoptar protocolos y procedimientos que mejoren la calidad de la gestión porque sólo con una calidad contrastada se gana la confianza del inversor.
Este cambio supone un proceso de maduración de las empresas. Y es un cambio que no viene sólo para las empresas que vayan a salir al mercado. Otros motivos como las mayores exigencias de las administraciones públicas para los contratistas, los cambios en la responsabilidad penal de las personas jurídicas o la tendencia hacia una economía social en la que el consumidor exige cada vez más a las empresas incluso en temas de responsabilidad social, también empujan en una dirección: crear una empresa ya no es simplemente montar un negocio. Se hace exigible cada vez más dotar a las empresas de lo que en Finest Portfolio Ideas llamamos “excelencia en la gestión”.
¿En qué consiste esa excelencia en la gestión? Se trata de dotar a la empresa de mecanismos y procedimientos que coadyuven a cumplir con criterios de buen gobierno, coordinar adecuadamente los intereses de socios, equipo directivo, trabajadores, proveedores y clientes, procurar un acertado cumplimiento normativo (no sólo penal) que minimice los riesgos sancionadores y reputacionales, establecer normas, en el caso de empresas familiares, que conjuguen adecuadamente los intereses familiares y los intereses empresariales, definir los comportamientos ante los consumidores y los canales de comunicación con éstos y asumir políticas de responsabilidad social corporativa.
Alguno dirá que todo eso son costes para la empresa. Y he de decir que, si no se hace bien, podría tener razón. Pero bien hecho es un coste no solo soportable, sino que debe convertirse en una buena inversión. Por supuesto que para aquellos que en el futuro quieran salir a mercado (vía capital -MAB- o vía deuda -MARF-) porque van a poder acreditar que tiene ya un recorrido en buenas prácticas empresariales. Pero también para aquellos que liciten con las administraciones públicas, cada vez más sensibles con las contrataciones. O simplemente para aquellas que quieran ganar una buena reputación en un mercado como el actual, en el que el consumidor, vía foros de internet, está permanentemente opinando sobre las empresas y los productos. Y también para aquellas empresas que quieran reducir el riesgo de sanciones.
Para todas ellas hemos diseñado en Finest Portfolio Ideas un paquete de servicios que le llamamos “de excelencia empresarial”. Consiste en la prestación de 4 servicios: Código de Buen Gobierno, Sistemas de Cumplimiento Normativo (no sólo penal, sino también sancionador administrativo en general), Sistema de Responsabilidad Social Corporativa y Código de Conducta ante Consumidores; en el caso de las empresas familiares irá acompañado de un Protocolo Familiar.
Todo ello diseñado de forma que se pueda adaptar a pymes y micropymes. Pues son éstas las que pueden ir tomando forma para, en el momento oportuno, dar un salto adelante a través de los instrumentos que el mercado pone a su disposición.
Con ello trabajamos para lograr empresas que estén en disposición de mostrar musculatura ante el mercado, mejorando su eficiencia y logrando una mejora de su compromiso social. Nos encanta pensar en la posibilidad de aportar valor y ayudar a que la empresa valenciana siga dando ese salto cultural adelante que estamos percibiendo. Hay quien ha dicho que Valencia tiene todas las condiciones para ser la California de Europa. Estoy convencido de ello, y nosotros queremos ser actores que colaboremos en ese cambio.
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