Ya estamos en la recta final de la necesaria formación financiera de toda aquella persona que trabajando en un banco o empresa financiera, se dedique a prestar servicios de atención al público y, por supuesto, los de asesoramiento. Durante los últimos años se ha padecido en el sector las terribles consecuencias de la reconversión de los directores de banca en “vendedores por objetivos”. La antigua figura del “Señor Director” que con su experiencia ayudaba al cliente, se reconvirtió en la de un vendedor instrumental que, supiese o no supiese lo que vendía, colocaba a las mil maravillas los objetivos de venta que le marcaban en su entidad.
A ese dislate ya se le pone un parche, la necesaria formación en Asesoramiento Financiero, de los empleados que atienden a los clientes. Y parece que por las noticias que ahora se publican los bancos se están poniendo las pilas para cumplir con el plazo del 1 de enero de 2017. Tengo la satisfacción de poder decir que, cuando dirigía CREDIT VALENCIA CAJA RURAL, ya conseguimos esa formación para el 50% de nuestros empleados (y de eso hace ya casi una década).
Pero la formación no es suficiente para garantizar el buen servicio. A la formación hay que añadirle la independencia en el asesoramiento. Sin independencia se cae en la venta por objetivos de productos propios. Evidentemente, con mayor conocimiento de causa, si hay formación, pero incluso esa formación, sin independencia, se puede convertir en un arma de doble filo, al armar de argumentos de venta al vendedor.
Bienvenida sea la formación obligatoria de los “vendedores”, pero los independientes siempre estaremos en condiciones de prestar un servicio más adecuado al interés de los potenciales clientes.